Un ruiseñor preso en la red de un cazador
cantó con más dulcura que nunca,
como si la fugaz melodía
pudiera volar y apartar la red.
Al anochecer, el cazador cogió su presa,
el ruiseñor jamás su libertad.
Todas las aves y todos los hombres
tienen que morir, y morirán,
pero las canciones eternamente vivirán.
Huyendo de todos y de todo, Huskie por fin encontró un lugar desde donde hablar a salvo. Desde el anonimato... Desde MI Anonimato.
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